15 Cortas historias que nos hicieron reír y conmover hasta las lágrimas
Hoy te mostraremos 15 de las mejores historias o pequeñas anécdotas ocurridas durante el 2017.
Estas historias nos hicieron reír y llorar en algún momento y por esta razón, hoy las volvemos a recordar
#1.
Una peluquera de nuestro salón se inspiró en el ejemplo de una maestra estadounidense, que en su tiempo libre corta el cabello a personas sin hogar. Ella armó una maleta con un par de tijeras y se fue a sembrar belleza por el mundo.
Tuvo que persuadir a un par de personas sin hogar para cortar su cabello, pero después del cambio a ellas les gustó tanto su nueva apariencia, que al día siguiente llevaron a otra docena de personas. La peluquera suspiró de tanto trabajo, pero como se había propuesto hacerlo, asumió la tarea hasta el final.
Justamente ese mismo día fue atacada por un delincuente. Pero el grupo de personas de la calle gritó: “¡Maldito! Deja a nuestra Beatriz”. La defendieron y le compraron una taza de té caliente para que dejara de temblar.
#2.
#3.
Él, impasiblemente dijo que estaba listo para esperar hasta que mi esposo muriera. Después de esta frase, una mujer se acercó, recogió a mi futuro esposo de 4 años en sus brazos, se disculpó y se llevó al bebé. Guiñó el ojo y se las ingenió para salir de ahí.
#4.
Hoy en el vestidor del gimnasio hablé con el hombre del casillero de al lado. Un hombre fuerte, pero como si hubiera sido maltratado ligeramente por la vida. Empezó a hablarme de qué es correcto y qué no, de alimentación, régimen y otras cosas.
Que no hay que fumar, ni tomar y en general la actitud alegre prolonga la vida y conserva joven el espíritu y el cuerpo. Su conversación se terminó con la siguiente frase: “Hazlo así, y a los 36 te verás igual que yo”.
—...
Fui con la mamá de mi esposo al correo y mientras estábamos en la cola, una viejita vino a mi y me dijo: “Estás maquillada como prostituta, llevas una falda cortísima, ¡qué vergüenza!” En eso, mi suegra respondió con calma:
—...
#5.
“Deja en paz a mi hija, sino voy a romper tus piezas de repuesto de tal manera que ningún médico podrá armalas”. Desde ese momento ella se ganó mi corazón y fue el día que comencé a llamarla “mamá”.
#6.
Hoy, cuando llegó nuevamente, le dio un traje tejido y le dijo lo siguiente: “¡Ten! Viste a tu feo, aunque sea un niño demoníaco, tiene frío el pobrecito”.
#7.
Cuando mamá y papá comienzan a discutir con vajilla rota y amenzas de divorcio, nuestra gatita siempre se desmaya. En cada ocasión mis padres se asustan terriblemente, se juntan y la llevan al veterinario. Y claro, hacen las paces en el camino. Es la guardiana peluda de la familia.
#8.
Casi durante una hora estos chicos con pinta de gangsters me llevaron por toda la ciudad, buscando un complejo habitacional que en el primer piso tenía una pastelería y una tienda de juguetes.
Cuando me entregaron en las manos de mi mamá, que se encontraba en pánico buscándome por todos los patios y todas las tiendas, el líder de la banda me dio un caramelo, acarició mi cabeza diciéndome:
“¡No llores!” y se fue con todos negando rotundamente tomar el dinero que mi mamá le intentaba dar como signo de gratitud.
#9.
#10.
Durante los últimos días frecuentemente peleaba con mi esposo. Pero ayer realmente sentí lo que sería perder a un hombre cercano. Él es piloto aviador. Su avión ayer cayó. Yo hasta la hora del almuerzo estaba sentada pensando si él estaba vivo o no.
En la tarde me llamó, me dijo que estaba vivo, pero con algunos huesos rotos. En ese momento me di cuenta de que peleábamos por pequeñeces, que nos decíamos demasiadas cosas uno al otro. A fin de cuentas, estuve llorando durante la mitad del día pensando si estaba vivo.
¡Y el resto del día lloré de felicidad de que había sobrevivido! ¡Mañana iré al hospital y lo primero que haré será abrazarlo y decirle que lo amo!
#11.
Yo recibo un “gracias, tío Luis”, aunque apenas tengo 17 años. No acepto ningún pago, pero los niños frecuentemente me traen dulces y galletas. Mis padres ya se han acostumbrado a que 6 veces al día reciba la visita de estos pequeños. Yo doy a los niños alegría y esa es mi felicidad.
#12.
Papá: ¿Estos te gustan, no? Prueba cómo sientes el pie.
Hijo: Sí, son geniales, me gustan.
Papá: El precio está bien, llevaremos estos.
Hijo: ¿Ya está? ¿No iremos a otro lado a ver más cosas? ¡Pa, de ahora en adelante solamente quiero ir contigo de compras!.
Papá: ¿Estos te gustan, no? Prueba cómo sientes el pie.
Hijo: Sí, son geniales, me gustan.
Papá: El precio está bien, llevaremos estos.
Hijo: ¿Ya está? ¿No iremos a otro lado a ver más cosas? ¡Pa, de ahora en adelante solamente quiero ir contigo de compras!.
#13.
Mi amigo y yo, cuando éramos estudiantes, alquilábamos un departamento. Por las noches trabajaba como vigilante. Una tarde me dirigía a trabajar y saliendo de la parada recordé que había olvidado mis zapatos de trabajo (pantunflas).
Llamé a mi amigo diciéndole que me las aventara por el balcón y que yo las recogería en el patio. Eran las 7 u 8 de la tarde, en el patio había mucha gente, ya que era verano: abuelitas, niños y mamás con carritos. En eso, el muy tonto salió al balcon gritándome:
“¡Vete, lo nuestro se acabó!” El patio se quedó en silencio. El acto terminó con las siguientes palabras: “Llévate tus cosas”. Me aventó las pantuflas y el telón se cerró.
#14.
—¿Quién eres?
—¡Tú me gustas, vamos a conocernos!
—¡Chica, no tengo ganas de conocer a nadie.
—Si nos encontráramos seguramente las tendrías.
—¡No molestes!
Y él colgo el teléfono. Ahora mi madre no se habla con mi esposo, ya que él mandó muy lejos a su suegra, una mujer de 50 años.
Decidimos tener un segundo hijo. Tuvimos gemelos. Y nos dieron un escarmiento. Lloraban durante el día, pero más por la noche. Fue muy difícil. Una vez mi esposo y yo los pudimos poner a dormir.
—¿Quién eres?
—¡Tú me gustas, vamos a conocernos!
—¡Chica, no tengo ganas de conocer a nadie.
—Si nos encontráramos seguramente las tendrías.
—¡No molestes!
Y él colgo el teléfono. Ahora mi madre no se habla con mi esposo, ya que él mandó muy lejos a su suegra, una mujer de 50 años.
#15.
Él fue al baño. Yo quería tomar algo. Fui a la cocina en plena oscuridad y silencio. Él salió y vio que no estaba con los niños. Fue a otra recámara y tampoco. En la cocina en plena oscuridad él no me vio. En el baño tampoco. Y así estuvo corriendo por todo el departamento.
Después corrió a la cocina, encendió la luz y con ojos chiflados dijo: “Pensé que te habías escapado”. Realmente se asustó. Pero a decir verdad, tenía esos pensamientos.





